sábado, 27 de noviembre de 2010

una flor y otra flor celeste....




Juntábamos las florcitas del jacarandá y cubríamos la punta de los dedos ... quién se ha resistido a esa tentación, y sentir el aterciopelado del hilito interior...

Es bonito descubrir un hijito del árbol de tu vereda luchando por sobrevivir entre los adoquines .

Así le di crianza a uno que había llegado tal vez después de un verano, no recuerdo la época.
Creció generosamente en la macetita.
Hoy es joven aún... pegó un tremendo estirón y regaló tímidas flores de pronto vuelo..
Lo traje de mi casa paterna cuando mamá partió... a veces tengo mis dudas de que haya partido realmente... o etéreamente como se podría decir .

Luego de esa partida, creíble o no, llevamos sus cenizas al agua, ahí donde el río y el mar se juntan ... y me guardé un puñadito de ella para tenerla en mi casa y entonces la puse debajo del jacarandá.

Y él ...crece y crece.

Hoy cuando cortaba el pasto caían las alitas azules que me traen mensajes desde abajo hasta el cielo ida y vuelta...





2 comentarios:

  1. Hola Marga. El jacarandá es uno de los árboles que más me gusta. En estos días cubren de celeste muchos jardines de mi barrio. Como vos, tengo uno en la puerta de mi casa y también rescaté un hijito que vengo cuidando en una maceta para dárselo a alguien que lo quiera cuando esté listo y se comprometa a cuidarlo.
    Me encantó lo que escribiste. Claro que es muy especial tu jacarandá, y las florecitas te acarician desde el cielo.
    Un beso Marga!

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  2. que hermosura ... abrazos Ricky

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