martes, 1 de febrero de 2011

Participación en No somos escritores....

Sábado de primavera

Avanzada la primavera, cuando el vientito se acaloraba, comenzaban actividades al aire libre y se desperezaban juegos dormidos. Hacían comiditas, casitas, se renovaba el pequeño arenero con arena limpita limpita y se volvía frecuente el arreglo del jardín.

El sábado era todo de magia. Era un día especial. Mientras se enceraban los pisos les protestaban a ellos, los chicos, por ir desordenando con el despliegue de muñecas, cochecitos, cocinitas, soldados y autitos que buscaban su mejor escenario entre las plantas, luces y sombras.

Y claro que se vestían distinto ese día... Nada de uniformes, nada de almidoncitos ni zapatos lustrados ... chicos y grandes, de entrecasa!.

Ese sábado habían vestido a las muñecas, las hicieron caminar encorvándose y dándoles sus voces anenaditas y todo era... ´dale que íbamos...´ y ... ´dale que vos eras la mamá ...´ y ´dale... que dale...´

Entre los muñecos estaba de preferido el nuevo muñeco que le habían regalado a Elisa en su último cumple. Aunque era enorme al lado de los otros era el más bebecito y cómo le costaba cargarlo... No se fijaban en los tamaños. A ella le encantaba que le iba la ropita del hermano menor que sí crecía...

Mientras el papá cortaba el cerco del lado de la vereda podían salir a pasear a los nenes en el cochecito y andar en triciclo, y claro que hasta la media cuadra y volver, siempre del lado que estaba el ojo paterno... vivían en una esquina, entonces un rato por Guido, un rato por General Paz... Estaba muy bueno que algún vecino se pusiera a conversar ya que se hacía más largo el rato en la vereda.

Varias horas llevaba cortar el cerco con la tijera a la que cada tanto se le ajustaba la tuerca mariposa... y el ruidito parejo acompañaba todo el tiempo... Luego con la misma tijera se cortaba el pasto junto a los plátanos añosos que ya estaban cargados de hojas nuevas y finalmente se barrían bien las baldosas..

Suspendieron todo a la orden de ´a lavarse las manos y a comer´... con el que la madre completaba el olorcito a fritura que se anticipara desde la cocina.

Almorzaban milanesas con puré, un clásico de todos los sábados que quedó al pasar los años patentado como ´las milanesas de la abuela´.

Con impaciencia y con un suplicante ´¿me puedo levantar de la mesa?´volvieron al sol y entonces apareció en acción la máquina de cortar césped. Bien limpita y afilada la cuchilla comenzó su paseo por la alfombra verde. Cómo transpiraba Rafa padre...

El canto de la máquina se uniría en un mes más al de las chicharras... en unas horas el jardín todo quedó lisito, derecho, parejo... perfecto, en un día perfecto.

Antes de llevar la parva de pasto a la calle ellos se hundieron una y otra vez en esa montañota verde y mullida tan perfumada de efímera niñez.

Al caer la tarde se puso fresco... ... ´Chicos , ya entren´ dijo la mamá y mientras guardaban todo el circo en el garaje, sitio que era el cuarto de juegos y enseres de la casa, ya que nunca fue ocupado por un auto, se escuchaba desde arriba el chorro de la canilla de la bañadera donde los más chicos se preparaban para el baño y el pijama.

Quedaron acomodando apretadamente los distintos chiches que descansarían hasta la próxima... alguna muñeca quedaría privilegiada para ir a dormir con las nenas.. No así el muñeco nuevo, por ser muy grande. Ese día quedó sentado en una silla junto a la puerta de garage... Elisa lo miró con lástima, pero lo vería desde el living.

Se escuchaba el chapaleo y risas de un baño divertido.

Estaba ella acomodando cacerolitas y el papá terminaba de entrar rastrillo, escoba y demás cuando al querer entrar la cortadora, la rueda se enganchó con la silla donde estaba el muñeco, que cayó al piso ... y su cabeza se partió en ...dos, tres o más pedazos y ella exclamó aspirando un horrorizado eehhh!!! Y el papá dijo con disgusto tchttt!! peeeroooo!!! ... y ella se puso a llorar desconsolada y quedamente...y el padre pasaba del enojo a la pena y le decía.... ´bueno, bueno, lo vamos a arreglar... ´ y ella ...no le podía creer. Y llorando cada vez más veía a unos pasos dos bolitas blancas con círculos azules y centros negros, unidas por un rústico alambre que tenían como un apéndice raro entre esos ojos perdidos que la miraban y ella miraba los huecos negros del pedazo de cara que quedó unida al cuello del muñeco y lo agarraba con horror y sentía su cuerpo blando vestido de bebé de verdad y seguía llorando apretando con una de sus manos los disparados ojos de vidrio y el padre le decía... ´lo vamos a arreglar´... mientras juntaba los cuencos de cabeza y su hermano mayor se metía bajo de la silla para alcanzar pedazos más pequeños... y eso que a él nunca nunca le importaron sus muñecas...

Y desde el baño la mamá decía.... ¿qué pasó?!, qué pasó?! Sin poder dejar al que estaba en el agua...

En unas semanas el bebé vino del sanatorio con su cabeza intacta y oliendo a barnices y esmaltes. Abría y cerraba los ojos y volvió a estar vestido con ropita que al gordo de verdad no le andaba y la mamá cocinaba milanesas del sábado y cuando guardaron todo en el garaje al fin de la tarde, el papá le dijo: ´fijate bien dónde ponés los muñecos...ella lo miró con un centelleo de mal recuerdo y él ...le guiñó un ojo....

http://nosomosescritores.blogspot.com/2011/02/sabado-de-primavera.html

3 comentarios:

  1. Bonita y entrañable historia...y muy bien contada, dicen que para escribir solo hace falta tener algo que contar... Saludos

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  2. Marga, qué relato más tierno y entrañable! Me gusta como has descrito esa atmósfera infantil, de juegos, risas y pequeños incidentes. Un saludo!

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  3. Marga, me pareció asistir a las vivencias directas del alma infantil, esa infancia aparentemente olvidada pero que el alma de cada cual atesora como una nutriente poderosa. Que bella resulta esa imagen del arreglo del jardín en armonía con el juego de los niños. Y claro, el dolor ha de estar presente pues se trata de la vida; representado en este caso en lo sucedido con el preciado muñeco... aprendieron estos pequeños que el dolor pasa, que es posible reparar y sanar.
    Me contenta sentirte cerca!

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