en este noviembre
Anda ve, di una fábula, revive una quimera, adivina un ensalmo.
Mis muertos son volubles, a veces se me esconden y otras se paran en mi cabeza, como la llama del Espíritu Santo, con la pretensión de iluminarme aunque no lo consigan.
De repente, si la imperiosa luna trae con ella sus nombres, les pido que aprieten mi corazón para consolarlo porque no están.
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Angeles Mastretta
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